Allí regresamos a la aldea del tiempo, el lugar para recolectar las huellas propias y de aquellos que rodearon nuestro andar. Un regreso recurrente para soportar muchos años con la intención de curar lo que siempre dejamos atrás. Y este poemario sigue las mismas huellas que lo hicieron existir...
Gracias mi querida Mercedes....estamos en casa.
Me gusta tu tierra
amada en la montaña
segada en la arena,
llena siempre de añoranza
buscando siempre el recuerdo...
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