Nuevamente hasta Medeiros para reunirse con alguien que sabe de recuerdos, de vida, de esperanzas y de ausencias. Hasta las manos de mi querida Rosa, entre el tiempo que pasa y con todo lo que nos queda por andar.
Gracias mi querida Rosiña...
En las manitas quedan las flores
como campanillas de tardes al sol
que saben a roce de tierra y calor...
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