El poemario sigue navegando entre la aguas de Val Miñor, rebuscando la mirada de aquellos que entre la pausa del tiempo, refleja un bonito rimar. Se queda en las manos de quien deleita la enseñanza con todo lo que nos rodea y espera el mismo cuidado que el verso por soñar.
Gracias, Alberto. Siempre agradecida...Rebusco lo único que tengo
con flores de infancia
y guirnaldas lozanas
que escriben tonadillas
para bailarlas descalza...
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